viernes, 28 de mayo de 2010

EL PAPA BENEDICTO XVI PODRIA VISITAR CUBA EN EL 2012


REGRESA A CUBA LA INTELIGENCIA ESPAÑOLA
Por Alberto Muller

La causa de la salida de Cuba de los agentes del Centro Nacional de Inteligencia español (CNI), hace poco más de un año, fue la detención en La Habana del empresario español Conrado Hernández, amigo íntimo de los altos funcionarios destituidos, Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, considerados hasta ese momento, los delfines de Fidel Castro.

Pero un año después de la expulsión de los agentes del CNI, los representantes de la seguridad española regresan a Cuba, a través de un aparente acuerdo entre los servicios secretos de ambos países.

El regreso de la seguridad española a Cuba se enmarca dentro de un escenario de crisis en la isla, con las fuertes críticas internacionales por la represión a las Damas de Blanco, la huelga del licenciado Guillermo Fariñas, reclamando la libertad de los presos políticos enfermos y la muerte del prisionero de conciencia, Orlando Zapata Tamayo.

A esto se suma la aguda crisis económica del régimen de Raúl Castro y la mediación de la Iglesia Católica para lograr el fin de la represión a las Damas de Blanco y la liberación de los presos enfermos.

Pero en el trasfondo del regreso de la seguridad española a la isla, con el hecho paralelo de que el gobierno por primera vez en cincuenta años haya permitido la mediación de la Jerarquía Católica en un asunto de presos políticos, está una negociación ya comenzada, todavía sin publicidad pública, por la posible visita a Cuba del Papa Benedicto XVI en el año 2012, para celebrar el aniversario de la aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre en las costas orientales de Cuba.

Todo lo anterior explica que el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, visitará a su Santidad el Papa Benedicto XVI, con el que tratará, entre otros temas, los problemas de derechos humanos en Cuba.

Miami, FL., USA
05/28/2010

LOS TIEMPOS CAMBIAN


¡HASTA MAÑANA, CUBA!
Por Rev. Martin Añorga

Ya olvidé a quien le dejé mis libros para que me los guardara. La persona a la que le confiamos algunos preciados recuerdos de la familia, murió hace años; la casa donde pensábamos pasar nuestra vejez hace cuarenta y cinco años está habitada por una familia que ya ha echado raíces allí.

La mayoría de mis amigos han muerto o se han ido a otros sitios y sé que nunca volveremos a encontrarnos. Mis padres, gracias a Dios, llegaron a nosotros y hoy día descansan en un cementerio local, después de haber disfrutado de un ramillete de años de felicidad y paz. Mis hermanos y sus hijos y nietos viven tan cerca que nuestra comunicación con ellos es constante. En Cuba , sin embargo, nos quedan dos hermanos, achacosos y distantes, cada uno con descendencia que no hemos conocido.

¡Han pasado cuarenta y cinco años y los tiempos han cambiado! Pero permanecen la infame dictadura de Fidel Castro y su pandilla de fascinerosos hincando sus botas manchadas de sangre en el adolorido corazón de mi patria, la que a estas alturas de mi vida miro con la resignación del viajero que no tiene boleto de regreso.

Los tiempos cambian; pero el recuerdo de las cosas que han pasado es inmutable. Hoy peinamos canas, nos molestan las dolencias, nuestros hijos han alcanzado la meta de la adultez y nuestros nietos adolescentes se desplazan en una sociedad y en una cultura que me los hace diferentes. En efecto, han cambiado los panoramas; pero me queda invulnerable e intocable el espacioso ámbito de los recuerdos.

Yo llegué al exilio joven, lleno de ilusiones y compromisos. Desde nuestros primeros días nos afiliamos a los que luchan por la reconquista de la libertad. Larga sería la lista de nombres si mencionara a todos los compatriotas que han quedado en el camino, atribulados por el dolor de no haber logrado la meta de una Cuba redimida. Es inspirador el hecho, no obstante, de que todavía quedemos muchos que no hemos abandonado el compromiso; aunque hayan surgido nuevas generaciones que optan por métodos y metas que no nos son afines.

Lo que es decepcionante es que al final de nuestras carreras, el tirano Castro haya engarzado en su órbita de odio y violencia a varios gobernantes de América que enarbolan sus arcaicas tácticas de populismo anti-norteamericano al tiempo que implantan en sus pueblos regímenes basados en el despojo, la opresión y el crimen.

Chávez "odia" a los Estados Unidos. Evo Morales se ha sumado al club perverso de los anti demócratas y ha creado una "república indígena" que maneja a base de extorsión y demagogia. Pudiera hablar de Argentina y de Brasil, de los riesgos que enfrentamos en Perú y Nicaragua y de la actitud extendida por el continente de hostilidad y desprecio para los cubanos exiliados que constituyen la única ofensiva que se mantiene en contra de Castro y sus neo seguidores. Es cierto, los tiempos han cambiado, y para mal.

En Miami hablamos de transiciones, cambios y revueltas y muchos se han convertido en videntes que anticipan el proceso libertario de la patria. Quizás lo único que nos va quedando, son precisamente estas dos grandes virtudes que son el entusiasmo y la esperanza. Para nosotros, a los que ya que el horizonte se nos hace estrecho, lo que cada día va importando más es la decorosa vigencia del pasado.

Un problema, más de índole psicológica que social, es el que muchos exiliados afrontamos cuando creemos que en el futuro puede insertarse la Cuba del pasado. Es cierto que hay valores imperecederos y normas permanentes que es de sabios usar; cierto es que de los errores y de las tragedias podemos derivar enseñanzas que nos impidan el próximo abismo; pero una cosa es todo esto, y otra muy distinta es que podamos injertar el pasado en las convulsas entrañas del presente.

Cuba no vuelve a ser lo que fue. Y no que le toque esa suerte por excepción, sino que esa es la ley universal del desarrollo humano.

Me duele confesarlo; pero a riesgo de ser mal entendido, para mí, hoy día, Cuba es la que dejé no la que nos han deformado. Lo comprobé hace poco, cuando la serie internacional de béisbol de la que participó un equipo de la más grande isla de Las Antillas. ¿Quién iba a decirme a mí que iba a desear desaforadamente que un equipo con el nombre de mi patria, perdiera todos sus partidos? ¿Es que he dejado de ser cubano? Pues sí, soy cubano pero de una patria que no existe, y extranjero de la que hoy padece bajo el poder destructivo del comunismo. Y no crean que estoy solo. Cansado estoy de oír a compatriotas que explican a otros su identidad: "Yo soy cubano; pero de los de antes, no de los de ahora".

Ser "cubano de los de antes" es una deificación del pasado y una abdicación justificada de los horrores del presente. Lo que queremos decir es que somos dueños de una patria que mantenemos intacta en el corazón, no siervos de una que nos han inventado a fuerza de paredones y atropellos.

Los tiempos habrán cambiado y hasta nosotros hemos cambiado, víctimas de los tiempos; pero lo que no ha cambiado es la Cuba en la que mecimos nuestra niñez y disfrutamos nuestra juventud. A esa le hemos fabricado un santuario en el corazón y cada día la adoramos con el fervor de un devoto creyente.

He visto a ancianos desvanecerse poco a poco en los rincones de un que otro asilo. Son cubanos y cubanas que dejaron pedazos de su alma en Cuba y hoy viven anegados en la tristeza de la soledad y el abandono.

Me compadezco de los que ya no tienen ni siquiera acceso a sus recuerdos; pero me engalano de orgullo cuando oigo a la ancianita de 90 años cantar una estrofa del himno o a un encorvado viejecito de casi un siglo de existencia, hablar de sus indestructibles vivencias de antaño, en una Cuba en la que quizá fue pobre, pero ricamente libre

Para mí, mi Cuba es la de mis recuerdos. ¡Qué bella la noche que me arropa de quietud y que me sirve de escenario para que goce de mis benditos recuerdos de la gloriosa Cuba de ayer!

Anoche, entre despierto y dormido sentí sobre mi frente un beso de mi madre y recorrí en veloz vuelo los sitios que una vez me fueron propicios. En el Monumento al Apóstol volví a depositar una flor blanca, de la playa de Varadero me salpiqué de espumas. Volví a ser niño, volví a ser hombre.

Cerré lentamente el imaginario álbum de mis recuerdos, y como si se tratara de una oración, me dije a mí mismo:

!Hasta mañana, Cuba !

MONEDA CONVERTIBLE CUBANA


LA IRREVERENTE DECLARACIÓN DE CLASES.
Lic. Amelia M. Doval
dovalamela@yahoo.com

Cuando la juventud de los años sesenta en Cuba se involucró con el sistema supuestamente socialista, pensaban que el mundo iba a cambiar a su alrededor. Soñaban con bailar y cantar, al son de la irresponsabilidad. Estaban dándose los primeros pasos de la destrucción total de un país. Nunca hubo seres humanos más distantes de su realidad que aquellos que hoy ya no son tan jóvenes y sienten el peso de la nostalgia o de la descremación. Aquella utópica realidad no pasó de ser un sueño de tarde al sonido del agua de lluvia cayendo sobre el zinc, un momento pasajero. El paso de estos cincuenta años los hizo, en su gran mayoría, estar más solos, con más años y envueltos en la pobreza.

Culpar de los errores cometidos a esta generación o cualquier otra es volver a equivocarnos, dañar el alma de lo que fuimos o seremos. Las culpas, irresponsabilidades y egoísmos han sido pagadas en la vida miserable que se ha llevado durante todos estos años. Ese gobierno que juega a exportar personal de la salud como productos, tiene los hospitales destruidos, sus médicos de guardia pasan hambre. Los enfermos dudan ante la necesidad de una operación pues los salones están poblados de estafilococos (estafilococo dorado uno de los más grave y más común),el riesgo de contraer el VIH está en un común examen de sangre.

Cada año incrementa el número de escuelas destruidas, maestros desertores, alumnos que no aprovechan al máximo su capacidad, padres disgustados, concluyendo en una sociedad dañada en su futuro. La vejez, una enfermedad casi terminal, no un estatus social, no son años vividos sino años por vivir en desamparo total, forzados a trabajar. Un retiro alto equivalente a toda una vida de trabajo puede estar sobre los 300 pesos cubanos (en el cambio son 12.50 cuc), para un matrimonio se sumaría el retiro de la esposa, unos 200 pesos cubanos (8.33 cuc), un total de 20.83 cuc.

Un dilema metafísico tratar de entender cómo se puede vivir con $500 pesos, cuando se tienen que pagar por un refrigerador que te obligaron a comprar (60 pesos mensuales),medicinas, luz, agua, transporte, comida, ropa, a un elevado precio pues todo debe ser adquirido por mercados dudosos o con elevados valores. También podríamos medir en CUC, esa moneda ficticia que cuesta imaginar su verdadero valor, porque con ella se compra la ideología, la tranquilidad y el silencio de un pueblo. La vida se hace difícil cuando calculamos 2 cuc diario por habitantes, imaginar cómo vivir con 1 es imposible. Hay matrimonios que tienen que enfrentar la vida con 300 pesos mensuales y su deuda del refrigerador, un leitmotiv cubano que suma la obligatoriedad a la carencia pública. Esta es una vejez desprotegida, desamparada, agobiada, una muerte prematura de los sueños y los deseos.

Aquella supuesta sociedad que iba romper con los esquemas y a crear al hombre nuevo, ha provocado un total desbalance en los valores sociales, la educación característica en un pueblo donde estudiar era un compromiso personal y un deber social ha dejado de tener importancia. La cultura es un renglón exportable por lo que va perdiendo identidad para adquirir valor mercantil. Una ¨´revolución de ideas¨´, eslogan utilizado durante años, quedó pisoteada por las palabras sofocantes que definían la frase, no como la dijeron sino como la han ejecutado. Cincuenta años después las clases sociales se marcan con fuerza porque son más que una posición social.

En un país de extremo calor tener un aire acondicionado es símbolo de jerarquía, es la marca de un sueño reparador, un descanso total. Menos cruces en la ¨´libreta de alimentos¨´ en la hoja que corresponde al pan de cada día es una manera de mostrar que se tiene dinero porque se puede consumir aquel que el estado vende a 10 pesos cubanos. El pelo de las mujeres define la posición del esposo, son el termómetro adquisitivo de la familia. Un perro, ese animal fiel que nos cuida, también se encarga de mostrar el valor social y económico del dueño. Son mensajes al portador, información subliminal que ataca con imágenes desmedidas al propio creador, el régimen.

Un gobierno de ideas falsas y acciones ficticias ha creado un condicionamiento social que manipula a su antojo. Un mercado de irrespetuosa ilegalidad se afana en devolver al pueblo lo que siempre le perteneció por derecho propio y le han arrebatado con brutalidad. Legitimizar el hurto al gobierno es uno de los eslabones del intercambio, no justifica la escasez, porque las ineficiencias económicas han provocado el delito pero, siempre será la carta de triunfo que sirva de escape a una situación peligrosa, aunque nunca alcanzarán las altas cifras de las malversaciones, robo en mayor cuantía engendrado por los baluartes del gobierno, columnas que soportan el peso, cuyo precio es la posibilidad de una inmunidad temporal que les permite acumular la suficiente fortuna para, en ocasiones, invertir en el exterior a través de sus hijos, pagando con dinero del pueblo cubano, los años necesarios para que éstos se radiquen en el exterior, compren casas, avalen sus estudios, vivan con la tranquilidad que un buen padre daría a sus vástagos.

Con estas acciones garantizan la inversión de los bienes robados, libran a sus hijos de la responsabilidad de sus pecados fabricando una puerta de escape para un futuro dudoso. El pueblo cubano no es vago, no es ladrón, no es irrespetuoso, es un pueblo cansado, desposeído, le han arrebatado la energía que les permitía pensar, luchar. Esta casta de ¨´ilustres mandatarios¨´ ha aprendido a vivir en el silencio y sobre estas bases están preparando la retirada. Son los grandes resultados de una sociedad que se creó sobre las endebles bases de la criminalidad, sin fundamentos económicos, ni amor patrio. El pueblo no es culpable de su propio abandono, los causantes tienen nombre, ejércitos y afectos, ellos son los que sostienen los pilares sobre los que va sentado el poder. Cuba es una sociedad clasista, el país subdivide en diversos niveles, no de estratos sociales, ni compromisos políticos sino de riesgo ante el delito.

Miami, FL., USA
05/28/2010

JUANA BAUTISTA DE LA CANDELARIA RODRIGUEZ, LA MUJER MAS LONGEVA DEL MUNDO


NO ES UN CHISTE
Por Tiberio Castellanos

Muy bien conozco que "el son se fue de Cuba" y creo que también La Bayamesa. Y, aunque yo, al salir de Cuba en el año 1963 dejé "allí enterrado mi corazón", esta noticia, a la vez que me hace reír, me hace pensar. Se ha descubierto la existencia en la isla de un apreciable número de centenarios. No he captado, porque la noticia la escuché por radio y a la carrera, el preciso número de ellos. Pero parece que es lo suficientemente alto como para ser noticia. Yo la creo.

Aquí en Miami, y en general en USA, pero principalmente aquí, más de la mitad de la población padece de sobrepeso y más de un tercio de ella es obesa (candidatos a la diabetes tipo 2 y al infarto del miocardio, del tuyocardio y otros infartos).

A un médico abordado por un gordito que le pedía una formula sencilla y segura para bajar de peso y tener buena salud, le oí decir: "coma menos y camine más". Y esa parece ser quizás la fórmula que ha usado el gobierno cubano para producir centenarios. Los que han visto en las últimas semanas el programa de Oscar Haza, han conocido, si no lo sabían antes, la muy magra ingesta del cubano de hoy.

Esa precisa dieta, según me dicen, tuvo en un tiempo algún pescado, lo que es muy buena cosa. También tiene productos derivados de la soya, que también es cosa buena. Pero, para adquirir todo el componente de esa dieta, es mucho lo que hay que andar. Un día y el siguiente también, en colas, intercambios, mercado negro, y otras truculencias.

Y aquí está la formula maestra que ese médico amigo mío dio al gordito aquel: "coma menos, camine más".

Y ahora, veamos el asunto un poco más en serio. Esos cubanos centenarios tenían al triunfo de la Revolución 50 años o más. En el año 60 o un poco antes, no preciso ahora, leí unas declaraciones del Poeta Nicolás Guillén, de regreso de un viaje a Méjico, y decía que la disciplina revolucionaria, en el campo de la alimentación (no recuerdo si se refería a la tarjeta de racionamiento), iba a producir una modificación en la silueta del cubano. Una modificación positiva. Como conquista revolucionaria.

Y así ha ocurrido. Y, el poeta del Sóngoro Cosongo, muerto de risa en ultratumba, estará repitiendo sus famosos versos: "No sé por qué piensas tú soldado que te odio yo, Si somos la misma cosa tú y yo, Flaquito tú, flaquito yo".

Miami, FL., USA
05/28/2010